El voluntariado en la tercera edad: un tesoro de experiencia y generosidad para la sociedad
El auge del compromiso cívico en personas mayores muestra que la interdependencia intergeneracional fortalece el tejido social
Según el Consejo Nacional de Organizaciones de Voluntarios, a partir de los 50 años, la tasa de voluntariado se eleva notoriamente, experimentando un segundo pico alrededor de los 60 años. Marc Freedman, experto en el tema, apunta que «las personas mayores son el único recurso natural que está creciendo en el mundo».
Aunque el trabajo comunitario no tiene un retorno financiero directo, sus beneficios son invaluables. Este tipo de voluntariado no solo genera satisfacción personal, sino que también ejerce un impacto positivo en la salud mental de quienes ofrecen su tiempo y habilidades. Además de brindar un sentido de utilidad y contribuir a la disminución de enfermedades como el Alzheimer, este compromiso cívico se relaciona con una mayor longevidad y una reducción en la tasa de mortalidad.
En palabras del catedrático de la Facultad de Derecho de Harvard, Michael Sandel, «el altruismo, la generosidad, la solidaridad y el espíritu cívico no son recursos finitos, sino músculos que se desarrollan». Este enfoque desafiaba la idea tradicional de la vejez como una etapa de declive, y destaca su potencial como período de crecimiento personal y contribución al bienestar colectivo.
En una época caracterizada por la transformación social, la interdependencia intergeneracional emerge como un pilar fundamental para la vitalidad y la sostenibilidad de los proyectos. La propuesta de que los adultos mayores asuman roles de mentores o asesores para emprendedores jóvenes gana terreno como estrategia enriquecedora. Esta sinergia entre la experiencia acumulada y la innovación juvenil no solo enriquece con conocimiento, sino que también promueve una visión inclusiva y personalizada de la sociedad.
La importancia de ir más allá de las dimensiones físicas y cognitivas del envejecimiento se hace evidente en estos modelos sociales. La profundización en aspectos subjetivos y relacionales que otorgan significado a la vida muestra que todos, independientemente de su nivel de fragilidad o independencia, son elementos cruciales en una sociedad interdependiente.
El voluntariado en la tercera edad no solo enriquece a los individuos, sino que también fortalece los lazos sociales y culturales que sustentan nuestras comunidades. La generosidad y el compromiso cívico de los adultos mayores trascienden la mera contribución económica y reafirman el potencial humano como un recurso valioso que crece con el tiempo.
Comentarios recientes