La movilidad es un derecho fundamental para todas las personas, y la eliminación de barreras en el entorno es fundamental para garantizar la movilidad de todas las personas. Sin embargo, a menudo se pasa por alto el acceso a la conducción de las personas con discapacidad física.

La conducción autónoma permite a las personas desplazarse de forma autónoma, especialmente en lugares donde no hay alternativas de transporte público. Según un estudio de la asociación Amputats Sant Jordi, el 68% de las personas encuestadas tiene carné de conducir. Sin embargo, sólo el 43% dispone de un coche adaptado, lo que hace que la conducción sea accesible para todas las personas.

Los elevados costes económicos asociados a la adaptación de los vehículos dificultan el acceso a estos.La conducción autónoma tiene muchos beneficios, como la reducción de accidentes de tráfico, la mejora de la eficiencia del combustible y la reducción de la congestión del tráfico.

Además, la conducción autónoma puede ser una gran ayuda para las personas con discapacidades físicas, ya que les permite desplazarse de forma autónoma. Hay varias alternativas al uso de un coche adaptado, como el transporte público, los taxis accesibles y los servicios de transporte privado.

Sin embargo, estos servicios pueden no estar disponibles en todas las áreas o pueden ser demasiado costosos para algunas personas. Los costos de adaptar un coche pueden variar según el tipo de adaptación necesaria. Algunas adaptaciones, como las modificaciones de los controles del vehículo, pueden ser relativamente económicas, mientras que otras, como la instalación de una rampa de acceso, pueden ser mucho más costosas.

Además de los costos, las personas con discapacidades físicas también pueden enfrentar otros desafíos, como la falta de accesibilidad en edificios y espacios públicos, la falta de opciones de transporte y la discriminación.